Soy extraterrestre?*

Me empeño en pensar que tengo pequeñisimas cosas, que sólo son para mí, como esas que todos tienen.

Las he visto en millones, aunque la cifra nos suene exagerada y parezca más una estadística de esas que la gente da para comparar y decir que esto o aquello es mejor. Pero es que en realidad abundan, en los tiempos, en las personas, en los lugares de acceso no autorizado, como aquellas que vi de niña, bajo una piedra, en un cajón con candado, en las líneas que no debí leer, esas que mi madre guardaba en una caja muy escondida que mi curiosidad leía cada que ella no estaba en casa, como las que leí en el cuaderno de mi hermana -a veces me asustaban-, debajo de la cama de alejandro, cartas de amor que guardadas debajo del colchón, cosas pequeñísimas que estaban en frente, pero no eran mías.

La curiosidad me ha llevado a saber cosas que a lo mejor no debía. Y aún así me siento con la capacidad de pedir que nadie esculque en las mías.

Ya sé, a veces uno quiere cosas absurdas.